sábado, 11 de febrero de 2012

Una foto, el morbo nacional y el eterno debate de la libertad de expresión

Una chica de 27 años se murió, no importa su nombre, no importa si era o no era   famosa, si era  oficialista u opositora, si estaba bien o mal alimentada, si consumía  cocaína o era naturista, nada de todo eso importa, porque  era una chica de  tan solo 27 años, y se murió. La chica, en este caso, se llamaba Jazmín, y ciertamente no era una flor. Pero era su vida. Y cada uno elige como vivir su vida. Nadie, y mucho menos un periodista de espectáculos o un pasquín amarillista,  es juez de la vida ajena. Nadie. Esta chica, Jazmín, murió de una manera trágica, pero, qué muerte no es trágica? Siempre la muerte es una tragedia porque es la parte de la vida a la que ninguno queremos llegar. Jazmín murió de muerte dudosa, y pareciera que el drama de que una chica de 27 años, linda, con carácter, con ideas propias pierda su vida a  tan temprana edad no es suficiente. Entonces el periodismo buitre, el de siempre, el que especula con la muerte, la pobreza y las miserias ajenas, se eleva en vuelo sobre el drama y apunta  directamente su pico  justo ahí, al dolor de los que se quedaron.  No alcanza la muerte, el drama, la histeria que genera la temprana partida  de una chica de 27 años que tiene todo un mundo por delante y que no lo va a poder recorrer. No, no alcanza. Siempre es necesario un poco más. Entonces las fotos, entonces los títulos que engañan, POBRE JAZMIN, decía y la foto que ilustraba mostraba una vez mas que los limites son siempre muy finitos. Mostraban, casi con desprecio por el dolor ajeno, que no importa cuantos límites se crucen por unos pesos más.  Voy a ser absolutamente sincera, a mi Jazmín nunca me cayó bien, y es simple, no la consumía. Pero era un piba, una piba, entendemos eso? Parece que no, parece que el dolor de su familia no importa, el dolor de su novio, sus hermanos, sus amigos, no importa, solo importa vender. Y después las pavadas de siempre, un periodista, otro sin limites,  al ver la foto, que el no quiso comprar, dice que lo que hizo el diario no  está mal.  Dice que es un material periodístico que sirve como ejemplo para que otros chicos vean lo que hace la droga, como si fuera necesaria la foto de un cadáver, como si eso fuera ejemplificador. Y todos nos detuvimos a criticar al diario, y nadie o casi nadie habo de los que consumieron el diario. Fueron pocos los que hicieron mención a que la pagina de Internet de ese diario colapso en pocas horas por la cantidad de personas que entraron a mirar la foto condenada. Era necesaria la foto? Si consideramos que no se devolvieron ejemplares del diario, que la pagina de Internet colapso y que fue tema de debate nacional, podríamos suponer que si, a mi me parece que no. Quien es más culpable el que publicó la foto, el que la vendió o el que la  consumió con fervoroso candor. Qué hubiera pasado si se hubiera prohibido la venta de ese ejemplar? Obviamente se hubieran levantado las banderas del reclamo por la censura,  y otra vez comenzaríamos con el eterno debate de la libertad de expresión. Se puede ser libre a costa del dolor ajeno? Se puede basar mi libertad en  lo que a otro le duele, puedo plantar mi bandera de libertad de expresión violando la libertad de la intimidad, el dolor y el sentimiento de una familia desconsolada. No vi la foto, pero durante todo el día escuche de ella, en todos los medios, por todos los medios. Alguien pensó en la familia de Jazmín, alguien pensó en Jazmín. Estoy segura que no, sino el diario hubiera vuelto a deposito, sino la pagina del diario no hubiera colapsado, sino no estaría yo hoy aquí escribiendo este texto. Cómo sociedad necesitamos ver esa foto para enseñarles a nuestros chicos que la droga te mata? No. Claro que no. Lo único que necesitamos como sociedad es volver a organizarnos, volver a creer en nosotros mismos, para enseñarles a los que viene detrás de cada uno de nosotros que no solo la droga mata, hay otras cosas que nos matan, y no necesariamente nos matan quitándonos la vida, no hace falta que nuestros asesinos se droguen para matar nuestra ilusión, nuestra esperanza, nuestras ganas de algo mejor.No, no hacen falta ni drogas, ni armas.  Solo hace falta que alguien,  que dejo los escrúpulos guardados en cajón olvidado,  muestre la foto de una chica de 27  años muerta  en la tapa de un diario de tirada nacional, para que una vez más, nos maten las ganas en nombre de la libertad de expresión.
Jazmín,  ojala puedas descansar en paz, a pesar de esta mierda a la  que solemos llamar periodismo amarillo.

Alicia. 

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