Salmo 92-13
Hace muchos años atrás y seguramente escapando de alguna guerra, de la hambruna o quien sabe de que, llegaron a esta tierra que me vio nacer a mí, mis abuelos. Venían en barco, venían desde el Líbano, aunque no fue este el primer suelo fuera de su tierra que pisaron, fue el que eligieron para quedarse. Eran jóvenes, y, seguro traían en sus baúles miles de sueños. La verdad es que nunca le preste mucha atención a la historia familiar, y el otro día me descubrí diciendo, sobre otra cosa, que necesitamos saber de donde venimos para saber hacia donde vamos. Es cierto, hablaba de un tema que nada tiene que ver con mi origen, pero me di cuenta que, y sobre todo en este momento que estoy viviendo, es necesario saber de donde vengo para poder encontrarme otra vez conmigo. Tengo primos más grandes y más chicos, que, por distintas circunstancias han estado siempre más relacionados con nuestra historia familiar, y de ellos es que he recogido alguna información al respecto de nuestra historia. Aún me falta saber mucho más, lamentablemente no conocí a mi abuelo paterno y a mi abuela solo la disfrute unos años, las cosas de los adultos, a veces, interfieren sin querer en la de los chicos y sin querer también les quitan un pedacito de algo que tal vez necesitaban. No voy a pasar factura en este momento a mis padres, porque no creo que sea lo que tengo que hacer, creo que lo mejor es tratar de recopilar todo lo que pueda enriquecer mi conocimiento sobre el origen de mi familia. Mi padre, cuando algo no salía como yo esperaba y me frustraba, solía decirme, vos tenes que ser fuerte, como los cedros del Líbano. Y también decía algo así como que había que ser como Beirut que a pesar de haber sido bombardeada más de una vez, se levanta de sus cenizas con el alba y se mira la cara en el espejo del azul Mediterráneo. Una de mis primas subió a facebook el vídeo que les dejo a continuación. Sinceramente lo vi y me emocionó pensar que tal vez alguna vez mis abuelos, es decir mi sangre, anduvo esos caminos, claro que serían distintos, pero seguramente no serían menos hermosos. Siempre soñé con algún día poder viajar al Líbano, para amanecer mirando al Mediterráneo, y para comprobar que los cedros son tan fuertes como era mi padre. Por ahora solo paseo por los vídeos filmados por otros ojos, que seguramente ven la misma belleza que yo y sienten el mismo orgullo de esa tierra que aún cuando la bombardean sigue creyendo que siempre se puede estar más bella. Y así se levanta cada mañana, se mira en el hermoso azul del Mediterráneo y vuelve a ser fuerte... como sus cedros.
Alicia
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