Es raro, pero desde que nacemos lo único que sabemos que seguro nos va a pasar en la vida, es la muerte y, sin embargo, siempre, nos agarra de sorpresa.
La mañana del miércoles 27 de octubre mientras la censista acababa de acomodar sus papeles en la mesa de mi comedor, yo me sentaba a la compu, para escribir que ya me habían censado, todo por esta costumbre que tomamos en estas épocas de contar lo que nos va pasando en facebook o tweeter.
Fue en ese exacto minuto que leí en tweeter: fuerza Néstor!!! Estamos con vos!! Y cosas por el estilo.
Lo comenté con Santiago, le dije, che, acá están diciendo que Néstor está internado otra vez y que está muy grave. Teníamos la tele puesta en la televisión pública, pero no decían nada.Como les pasó a muchos, no lo podía creer, me pare, torpemente, no encontraba el control de la tele, que lo tenía a menos de un metro.
Cambiamos de canal. El primer canal que pusimos, creo, era CN23 y decía Néstor Kirchner internado en el Calafate
Mire otra vez la pantalla de la compu, y alguien, no se quien, había escrito, FALLECIO NESTOR KIRCHNER, eran 10:15 y me quedé helada.
Voltee mi vista otra vez a la tele, Santi ya había cambiado de canal otra vez, el grafh, implacable, anunciaba la muerte. Otra vez, la puta muerte.
Ya no recuerdo que hice.
Pensé en Cristina, no en la Presidenta, en Cristina mujer, en Cristina madre, en Cristina esposa.. Pensé en Máximo, en Florencia, en Alicia.
Quise abrazarlos, quise decirles algo. Pero qué? Que se dice a alguien que pierde a su compañero de toda su vida, a su padre, a su hermano, a su amigo. Me pasó lo que me pasa siempre ante la muerte, me sentí indefensa.
Me paré comencé a dar vueltas, no sabía que hacer, cambiaba de canal sin parar, esperando que alguien dijera que era un mal chiste. Esperaba que apareciera en cualquier momento él desde el Calafate, riendo y marcando, como siempre, con su mano, el camino hacia delante. Pero eso no pasó. Y lloré.
Lloré, y caminaba por el departamento, no sabía que hacer, sólo puteaba, sólo lloraba.
Pensé en las madres, pensé en las abuelas, pensé en los hijos recuperados, pensé en los chicos que aún no fueron encontrados, y pensé pobres pibes, no solo no pudieron conocer a sus padres, tampoco van a conocer a Néstor y seguí llorando. Me abracé a Santi, el no lloraba, estaba duro, incrédulo, cambiaba de canal, puteaba, decía una y otra vez, no puede ser, no puede ser. Pero era. La muerte, otra vez la puta muerte.
Escribí en tweeter, escribí en facebook, llame a mi hermana, y lloraba. Me acuerdo que sólo se me ocurrían lugares comunes. Ya había pasado media hora, teníamos cosas para hacer, le dije a Santi, vamos a la plaza, no me importa nada.
Y como siempre cuando llega la muerte uno se empieza a acordar, y quiere recordar al que se fue de la mejor manera.
Me acordé la primera vez que me había cruzado con Néstor, la segunda, la tercera, me acordé de sus discursos, me acordé la ultima vez que estuve cerca de el. Me alegré de haber estado allí. Me acordé de ese día que le grité antes de que empezara a hablar, me acuerdo de su sonrisa, de su voz, y no lo puedo creer. Me acuerdo de el y sonrío, sonrío debajo de las lagrimas, que, irrespetuosas, como la muerte, siguen cayendo por mi cara.
La última vez que lo ví de cerca el no habló, fue en el luna park, y el, porfiando al destino, como siempre, estaba ahí, a pesar de que le habían dicho que tenía que descansar. El quería estar ahí con los jóvenes, necesitaba estar ahí. Zambullido entre la gente. Entre los jóvenes. Entre la vida.
Hacía tan solo una semana, el martes 20, la muerte, otra vez la puta muerte, también nos había sorprendido. Habían asesinado a Mariano, y con ese tiro también lo mataron a Néstor. El tardó una semana en caer, pero cayó. Estaba con ella en su casa, en su tierra. Murió, dicen, en sus brazos.
Dicen que hubo bocinazos, dicen que hubo alegría, yo no lo vi. Salí a la calle y aún la censistas estaban en mi cuadra, no ví a nadie festejar. En mi barrio son todos gorilas, salvo Vicente (el almacenero) y su hermano, su primo (Don Tito) y el señor de la bici, que son peronistas, y aman a Cristina, los demás, son todos contras, pero no salieron a festejar, y es mas estaban todos atendiendo a las censistas.
Salimos, teníamos que pasar por la casa de mis viejos, caminamos rápido las 15 cuadras que nos separan. Llegamos a casa de papá, también gorila, pero no festejaba, me dijo:- viste lo que pasó? Sí , le dije yo, una cagada, luego me invitó a almorzar, para que por lo menos nos fuéramos a la plaza con algo en el estómago. Me abracé con mi hermana, cuanta tristeza! Por favor, cuanta tristeza!
Comimos casi en silencio, la tele seguí repitiendo ese grafh, que anunciaba la muerte, los canales opositores ya, especulaban con el futuro “incierto”, los buitres de siempre, ya escribían notas anunciando caos, y se relamían. Mientras tanto la gente salía a la calle, de a poco la plaza, de Mayo se fue llenando, un factor común era la tristeza, el otro la esperanza.
La esperanza que venia acompañada de fuerza, las lagrimas que se mezclaban con los cantitos, la tristeza que se hacía oír en las voces de todos los pibes que se iban acercando. De a poco se empezaron a oir las otras voces, no las que auguran un futuro incierto, las de la esperanza. De a poco las minorías, esas a las que todos habían postergado hasta que Néstor llegó, salieron a la calle, a agradecer, a llorar, a decir presente.
No fue casual que Hebe, Tati y Estela hayan dicho se nos fue un hijo, no fue casual que Juan y Alejandro digan se nos fue otro papá, no es raro que cada uno de los que lo conoció diga se fue un gran tipo. No, no lo es. Porque era un tipo querible, era un tipo amable, era un tipo que todo el tiempo era el mismo. No le gustaban los protocolos, no hacia caso al que dirán y siempre, siempre iba para adelante.
Lo empecé a querer con toda mi fuerza el día antes de que asumiera como presidente, cuando lo encontré en la calle, allá en Avellaneda cerca de la cancha de Racing, y camine junto a el. Me enamoré de el al día siguiente cuando lo escuche en su discurso. Supe que me había equivocado al no votarlo, porque me dí cuenta que ese era el camino, que ese era el tipo que tanto tiempo había estado esperando. Me interesé otra vez por la política, empecé a separar el polvo de la paja, me dí cuenta que no estábamos muertos como nos habían dicho. Que todavía y a pesar de la oposición la esperanza de un país justo, libre y soberano es posible. Y lo hizo todo este tipo.
Y en la plaza se empezaron a oír todas la voces, la voces que nunca habían sido escuchadas. Las voces de las minorías, siempre relegadas. Siempre hasta su llegada. Muchos fueron los que dijeron fue el primer presidente que nos llamó. Muchos, mas de los que todos sabíamos.
Y fue en la plaza, justo el día de su muerte que me di cuenta que por primera vez, la muerte, esta puta e injusta muerte, traía vida. Sí, amigos, esta muerte trae vida, y viene de la Mano de Néstor, viene como el viento fuerte del sur, viene a decirnos que las banderas que el levantó ahora mas que nunca deben seguir flameando, porque de verdad ahora este asunto esta ahora y para siempre en nuestras manos.
Por eso, digo, que la tristeza pasara, pasara como todo espejismo, y detrás de esa tristeza viene la fuerza, la fuerza de sus palabras, la fuerza de su convicción de que un país mejor es posible, su convicción que no abandonó nunca, ni aún la mañana de su muerte. Recordemos siempre su fuerza, su mano hacia arriba y marcando el camino hacia adelante, recordemos su risa, su enojo ante la injusticia y que esas sean nuestras banderas. El lo merece, porque el nos devolvió la dignidad, nos devolvió la alegría, nos devolvió la esperanza. El nos marco el camino, lo único que debemos hacer es seguir andando y seguir haciendo camino. La historia es hoy, y la escribimos nosotros. El ya nos dijo que y como, es hora de poner manos a la obra.
Muera la muerte, VIVA NESTOR PARA SIEMPRE.
Alicia, un triste día de primavera, desde algún lugar del planeta tierra.

Pero che, que ganas de hacerme llorar, ponerme a recordar, y darme fuerzas...
ResponderEliminarDejá de jugar con mis sentimientos!!!!!!!!!!!!
Son los mismos sentimientos de millones ,si millones somos los que lloramos , te la escuché leer ,ahora la leo aca, pucha si llorar no es de hombres,¿por que lloré?......Dentro de muchos años todos recordaremos donde y con quien estabamos cuando escuchamos la noticia,esto no se olvidará,Néstor no se olvidará.MUERA LA MUERTE ,NESTOR POR SIEMPRE
ResponderEliminar