Papá, es martes 29 de Noviembre y hace exactamente 5 meses que te fuiste. Hacía rato que me decías que ya no dabas más y esa última semana la pasaste muy mal. Por suerte tuviste la alegría de poder conocer a Pedro, tu primer bisnieto.
El 24 de Junio en tu cumpleaños numero. 89 nos miraste a todos y así como al pasar dijiste dos frases. La primera la entendimos todos, “Ahora si que estoy completo, dijiste, conocí a este bebé que era un sueño que tenía” La segunda en ese momento tal vez se nos paso por alto, hiciste una recorrida visual por la mesa y preguntaste quien faltaba, te dijimos quienes y porque y dijiste, si está bien, igual las vi el domingo. Y luego de eso dijiste “Ya está” Después lo de siempre, pediste que te llevara a recostarte y te quedaste mirando la tele hasta la noche. Los días siguientes no te sentías bien, y sin embargo me acuerdo que uno de esos días fuimos con Santiago al médico y cuando volvimos vos me preguntaste como se sentía y yo te dije que mal, “pobre muchacho” me dijiste y te quedaste con cara de preocupado y agregaste vos tenes que acompañarlo siempre, ser muy fuerte y estar a su lado. Pero hasta ese momento no sabíamos nada de lo que iba a pasar. Ni con vos, ni con el. Aunque con vos, era más previsible.
Los últimos acontecimientos de nuestras vidas te habían sacado las ganas de seguir luchando. Eso pasa cuando uno da mucho y no espera nada a cambio, y eso era lo que hacías vos. Pero esa gente a la que vos durante tantos años defendiste y apañaste, y la ayudaste a resolver problemas, no tuvo la menor contemplación con vos. Esa gente que se dice Cristiana, te hizo a un lado, y lo peor fue que no fueron cuatro de copas lo que te hicieron tanto daño, sino que fueron las cabezas más altas de esa organización.
Sin embargo vos seguiste, tratando de resolver cosas, y así te fuiste desgastando. Obviamente que también tu edad y los golpes de la vida se iban notando en tu cuerpo, pero también ese desprecio de la gente de la que hablo mas arriba te fue matando de a poquito.
Ese miércoles a la madrugada cuando mamá llamó para fuéramos a casa porque vos estabas mal, yo salí corriendo y ya sabía que era lo que iba a pasar y lo único que se me ocurrió fue pedirle a Dios que no sufrieras. Sabía yo lo que venía porque el martes a la noche cuando te lleve al baño por última vez y cuando te ayude a acostarte me dijiste, que querías morirte, que así no servias para nada y eras una porquería y que no querías seguir dándonos trabajo. Y en ese momento entendimos el significado de aquel "ya está" que dijiste el día de tu cumpleaños. Cada vez que decías eso yo te contestaba lo mismo, que no se te ocurriera morirte porque si vos te morías yo me iba a aburrir mucho sin nadie con quien pelear. Y te reías y me decía que yo era una buena hija.
A la tarde de ese miércoles 29 de Junio decidiste irte, estábamos nosotras tres en la clínica, tomando un té para esperar la hora de entrar a terapia a verte. Cuando te fuiste esa mañana de casa no me reconociste, yo me sentí un poco mal por eso, mamá, después me contó que te habías pasado casi toda la noche llamándome para que te levantara. Tampoco la reconociste a Iné cuando entró a verte al mediodía. Lili no quiso entrar pero rezaba, rezaba y rezaba. No queríamos que sufrieras, y casi no lo hiciste. El médico nos dijo que te fuiste quedando dormido, hasta que tu corazón dejó de latir. Estabas ahí dormido, así parecía, estabas igual que cada noche que te dejaba después que te ayudaba a acostarte, ya hacía varios meses que repetías esa horrible frase, soy un fracaso, para estar vivo así, prefiero morirme, y cosas por el estilo. Y el dolor que nos causaba que pensaras así, puro egoísmo de nuestra parte, no queríamos quedarnos sin vos. La noche anterior a tu cumpleaños cuando te di el beso de las buenas noches me dijiste “tengo miedo” y yo lloré toda la noche. A las 5 de la mañana viene a verte y prendiste la luz, y me dijiste, esperabas que vinieras a las 12, siempre adelantado, siempre atento a todo, siempre en todos los detalles.
Te fuiste un 29 de Junio, a la hora en que te fuiste no hacía ni frío ni calor, o al menos yo no podía sentir otra cosa. Y ahí estábamos los cuatro juntos, viendo que hacer, por suerte Pato, se encargó de todo desde casa, y hasta sospechamos que vos ya habías estado averiguando precios de servicios, porque la plata que dejaste destinada a eso estuvo casi justa, sobraron unas chirolas… Todos pensamos, no puede ser, es casualidad, pero era. Hasta en eso pensaste??
Bueno, después lo de siempre que muere alguien importante como vos. Cómo que importante para quién? Para mi, no es eso suficiente. Llamamos a tus mejores amigos, a los otros, a los que esperaron que estuvieras sin mucha fuerza para pisarte, no los llamamos, todo fue como vos quisiste. Sencillo. Sin nada de pompa. Estabamos muy tristes para pensar en saludar a gente que había ayudado a que vos llegaras a ponerte tan mal de animo que no pudieras controlar tu cuerpo. Gente que de hecho ni siquiera llamó demostrando así que no se merecieron que vos los llamaras amigos.
Papá a veces las urgencias no nos dejan hacer los duelos adecuados, y tal vez estas palabras de amor, que trato de escribir en este quinto mes sin vos las debería haber escrito antes, pero sabes que paso? Eso que tanto te preocupaba de la pierna de Santiago era un cáncer que solo le dio cuatro meses de vida, y también se lo llevo. Durante esos cuatro meses, muchas veces llegaba a casa cansada de haber dormido varios días en el hospital y esperaba encontrarte. Cuantas veces necesite una palabra tuya, en cuantas ocasiones que me sentía perdida, necesitaba tus palabras, siempre certeras, siempre de aliento. Entonces como no te tenía me inventaba diálogos con vos y me imaginaba que me hubieras contestado y así pude acompañar a Santi hasta su último suspiro. Sí, así como vos me dijiste que tenía que ser. El tampoco sufrió mucho, y tuvo una muerte muy digna, también parecía dormido. Lamentablemente tampoco él lo estaba.
Supongo que ahora estarán los dos mirándome desde arriba, sentados en una nube y discutiendo sobre quien de los dos me quería o me conocía más. Sin lugar a duda, la persona que en este mundo me conocía mejor que nadie eras vos (pero que quede en secreto así mamá y las chicas no se ponen celosas) Santi aprendió a conocerme mucho a través de las cosas que vos le contabas durante el almuerzo que compartían todos los días. Y pucha que me conocía, se convirtió en mi otra mitad y ahora me siento incompleta.
Pero hoy Pa, quiero hablarte a vos, decirte gracias por haber sido el papá que fuiste, porque nadie te había enseñado a ser papá y vos siempre quisiste hacer lo que creías era mejor para mi. Aunque algunas veces le pifiabas, pero siempre estabas ahí para secarme las lagrimas, para ponerme el hombre, para decirme dale nena que vos podes.
Pa, te extraño mucho, igual que mamá, pero entre las dos hicimos una sociedad y por ahora la vamos llevando bastante bien, ella me contiene mejor a mi que yo a ella, pero bueno es cuestión de experiencia. Espero que en ese lugar donde estas ahora te hayas reencontrado con tus viejos, y tus hermanos que habían partido antes, y que si lo ves a Santi le mandes muchos besos de mi parte y que no se peleen. Los extraño mucho a los dos y los necesito un montón a los dos. Ahora siento que tengo tres angelitos de la guarda. Ramón que fue mi ángel guardián de toda la vida, y Santiago y Vos que entre pelea y pelea de ustedes me dan un vistazo para asegurarse que estoy bien.
Papá te lo decía siempre, y menos mal que me enseñaste a decirlo, TE QUIERO MUCHO, y ahora te extraño mucho. Desde donde estés seguí cuidándonos.
Alicia, una calurosa tarde/noche de la primavera de 2011 desde algún lugar del planeta tierra.
PD: Me olvidaba de contarte que Juantho va a ser papá en Marzo y que Pedro está otra vez de vista en Buenos Aires, que está re grande, simpático y HERMOSO.
Besos, adonde quieras que estés.


No hay comentarios:
Publicar un comentario